Se sintió la tormenta desatar entre escándalos y explosiones. Asomados al abismo de la in-contingencia, todos parecieran volver a caminar por los prósperos senderos del sentido.

vertical

Hay pecipicios verticales y los hay tambien horizontales mas ninguno encierra mayor vertigo que el de saberse incomunicado. En este lugar cada uno escucha y se expresa en y con su propia lengua.
Comunicacion y arte se sobreentienden sinonimos y de esto, el valor infinito el valor de escuchar y sentirse escuchado.
No hemos visto artes que no emocionen pero sabemos de la propoia experiencia que hay obras completas que pueden pasar inadvertidas.

Fisicas

Insistimos de cuando en vez creyendo advertirnos de una realidad trascendente que no deja de suponerse constante. Este axioma, que de partida se acepta valido, configura la raíz mas cubica del absurdo.
En los corrales donde anidan los pollos esféricos, en cambio, amenacen metáforas y casi todo tiene el aroma y la forma de aquello que no necesita del entendimiento.

De los Sutzys

En el Conngo la evolución es eventual e intuitiva. Los coherentes de la zona se saben parte de la colmena y dejan crecer los sentidos emergentes para que devengan solitos y solos.
Los conngolitos aman el azar y gastan sus días provocando riesgos sutiles y cantando el vale cuatro a la vida.
Los conngudos, por el contrario, son paridos por lo estatuido. Pretenden de la plenitud respuestas a interrogantes que nunca amagan enunciar. Como bien sabemos los conngudos no terminan de existir.
De estos últimos son hijos los Sutzys. Seres ventanales que se transparentan en lo Real y que, a su capricho, logran opacarlo.

Influencias

En los medios de la mitad del Conngo, las noticias nunca se inclinan por la incerteza.

Se sabe que los chismes son fractales infinitos y por lo tanto nadie cae en la trampa de creerle en un rumor que habita y se sostiene otro rumor más engreído.

En cualquier caso y aunque no se dude de su popularidad, toda tertulia oída al pasar, a la larga resulta ajena.

Desapegos

En el Conngo es posible verse viendo el propio caos y al mismo tiempo seguir andando bajo la suposición de que, al igual que cualquier otro azar, la existencia carece de sustentos y por lo tanto es volátil.
Jamas avisa sobre cambio de frente alguno.

Propiedades

Hay una ley primordial entre las primordiales de Conngo, que adjudica las historias al primero que se disponga a pregonarlas.
Con el devenir de una moralina algo más laxa y generosa, llegó el día en que por solo soñarse protagonista de alguna odisea, a cualquiera le era dada la misma notable promiscuidad para recordarla.
Eso sí, alegar que uno mismo vivió una historia no es en ningún caso, mérito suficiente para andar denunciándose parte material de la misma.

sobre los tiempos 1

En los relojes de polvo y ceniza se pasan verticalmente los segundos que anteceden a la muerte, casi como en estas latitudes, solo que en Conngo, cada uno es un poquito más amo y señor de su propio reloj.

Andadas en el Conngo

Todos sabemos que el Conngo desconfía de los lugares comunes. Es por eso que, en estas tierras, nadie hace camino al andar. Los sabios primeros han enseñado, y los conngolitos aprendido, que el andar es un mero ejercicio visual. Una instancia de observar, no pasos pasando, sino huellas siempre pasadas y ordenadas al azar.

Los conngudos se desesperan estudiando ciencias que permitan recuperar el camino diluido entre tantos pisotones; los conngueños miran las huellas y lloran añorando patas ignotas.

Los conngolitos, por el contrario, saben que nada tiene más sentido que ese vacío que se desprende de las huellas. No lloran ni estudian. Pasan sus días jugando a dejar las propias.

Expectativas

Los días se despojan de sus horas deprisa y los otoños se persiguen entre perfumes y tempestades. Algunos acuden al foro de las recordaciones y otros especulan que la vida no es color de rosa, pero saben que hay belleza en algún rincón del tiempo.
Cada convicción es un alivio eso si, pero rara vez se llega a una certidumbre y por eso es tan grata la invasión de una sorpresa.

De las similitudes

A veces las calles se llenan de miseria y todo se inunda de incertidumbre sobre un fin que de antemano de sabe cierto.
Aquí todos son exactamente iguales en apariencia pero cuando este clima sobreviene en la tardes de Conngo, no hay parecidos ni pareceres que resistan mas de un cuestionamiento.

Mas conjeturas

Hay pasillos en los que la rutina precipita tempranamente. Ciertas recaídas disimulan sentidos que sucumben ante la primer nueva experiencia que aparezca.
Ocurre que en Conngo hay mas escribanos que foros y entonces, durante las diligencias, los descalzos empapan sus plantas de apatía y desgano.
Las malaslenguas rumorean que esta falta de gestión del aburrimiento es precisamente lo que da lugar a las pausas.

Cuarentenas

Aunque desde la experiencia pueda afirmarse lo incierto de los finales, en Conngo acecha una suerte de virus en el camino a la trascendencia. Los reportes muestran a duras penas, evidencia de resultados catastróficos.
Los infectados con frecuencia se vuelven adictos a la constancia y no pueden concebir no ser expertos en algo.

Postulado del error

En Conngo nadie se equivoca mas allá de sus torpezas. El tiempo pasa y es como si nada mas llegase a pasar del todo. Cada instante es lo único que existe mientras dura y solo a veces deja huellas parecidas a recuerdos.
Las eventualidades en cambio, son irreversibles o espontáneas según la cara del protagonista. De nada sirve predisponerse, todo devenir esta desprovisto de predicciones y resulta sorpresivo por añadidura. Algunos, de hecho, sostienen que por aquí las agonías no existen.

Más acerca de los encuentros.

Un conngolito recóndito y pequeño
encontró una mañana
un crisantemo despintado
que un viandante distraído
perdió sobre el césped
en el jardín de los matices.

En Conngo encontrar es devenir omnisciente.

prestaciones

En conngo existe el placer. Aquello que no puede hacerse en forma placentera se considera difícil, insano o penoso, como no se escatiman perezas, lo difícil se parece mucho a lo imposible.


Es evidente por momentos, lo inútil de resistirse. Trabajar sin placer cuesta años de vida y por eso, tareas como contar (rocas, estrellas, conngos, etc.) gobernar o reclamar se delegan a terceros, cuartos o mercenarios que ofrecen sus servicios a través de pancartas.

Existe un ministerio y una jurisprudencia de lo mas diligente para las gestiones de esta índole, los delegados realizan todo tipo de tareas y son remunerados en función a la cantidad de tiempo de dedicado. Los salarios y retiros suelen ser abultados y por eso muchos delegados llegan a ser semieternos de todas maneras.

Antropoconngo

Indican que con el sucederse de las entropías, hasta las modas cambian y también los gustos, las burocracias y los automáticos corroen los organismos y actualmente vicisitudes tales como emprender, sorprenderse o enamorarse son circunstancias consideradas de lo mas singulares.

Clases

Los sabios primeros tienen lugares comunes, pero distinguen su huella en el arte de seleccionar. Las historias se diferencian por sus principios y sus fines, ciertos funcionarios, en cambio, se destacan en función a sus valores y formas de elegir.

Otras éticas, leyendas y personajes devienen marcas cuando se hacen masivas, las masas requieren mas destinos que senderos y esto suscita irrefrenables paradojas.

La mayoria se declara amante y perseguidor de grandeza aún cuando reclame mientrastantos o mendigue porlomenos y aunqueseas en patota.

Finales

Cuentan las profecías que llegará un día en que el Conngo implote. Desde el agujero negro que hace las veces de centro de manzana, hasta el último ignoto orbitante que jamás lo observó.
Es bien sabido que la sospecha del Conngo es posible, solamente, por la fisura que la paradoja traza en diversas matrices. El fin de la contradicción, la dicción universal, cambiará de tema.
Los conngudos se relamen en la víspera, acusando a los más absortos vecinos de ser responsables. Dedos en alto y gritos crispados los identifican ante cada nubarrón.
Los conngueses se ríen de los profetas. Comprenden que el futuro está constituído por falacias e interpretaciones de los más sospechosos vejetes.
Los conngolitos, por supuesto, no ven la hora de que esto suceda. Pasan sus días en la búsqueda de la sagrada dicción que los conduzca a un Conngo actualizado.
Los sabios primeros son los únicos en aceptar que nada nuevo podrá enunciarse y que, por lo tanto, el Conngo siempre acaba de implotar.

Secreto

De los habitantes del Conngo hay uno que, sin saberlo, es inmortal.

Soles

Infinitos son los soles del Conngo. Infinitos también los intentos de los sabios por enumerarlos.
Algunos han podido ser identificados al momento:
  • Sol: Ojo gigante que espía al Conngo y, en su mirar, castiga desterrando al observado.
  • Sol: Dios detrás de la sombra de quien merece ser proyectado.
  • Sol: Agujero por donde pasan cosas.
  • Sol: Actor oculto que la trama empieza.

¿Será?

En el Conngo nadie cree haber existido jamás

Opiniones

En el Conngo nadie ha podido opinar nunca de lo que no ha logrado reirse.

Miedos

En el Conngo los miedos se presentan en diversos formatos. Los hay baratos y caros; milagrosos y pendencieros; lilas y amargos; infinitos y etc.
Cada quince días los habitantes, sin saberlo, se pasan el propio al ajeno. Quien temía a los conngudos de pronto lo hace a las paredes. Uno a uno los miedos mudan de cuerpo y mutan sus formas para adaptarse al inquilino de turno.
Los transeúntes no logran percibir los cambios. Algunos mienten y declaran que no tienen temor alguno, otros aseveran que el miedo les pertenece y no quieren soltarlo.
Los sabios previos, quienes se adjudican la invención de estos curiosos pánicos ambulantes, rebalsan de orgullo antes sus creaciones. Alegan que, de este modo, los miedos son del pueblo y nunca del clero conngolesiano.

Autopistas

Las vías rápidas estaban allí cuando llegaron los sabios primeros. Ninguno se vio sorprendido por tamaña construcción. Tampoco se preguntaron adonde lleva cada una de ellas.
Con el tiempo fueron arribando las diversas oleadas de sabios. De este modo, los ya nativos aprendieron el destino de los caminos al indagar la procedencia del migrante.
La autopista verde conecta con las Dunas del Misterio. Allí los calles son sinuosas y los semaforos amarillos. Escapar de sus arenas implica atreverse a acelerar y no temer la aparición de terceros por entre las dunas.
La ruta de la luna termina en la Tierra Oscura. Son tierras donde la luz no ha sido inventada aún. La vida se desarrolla felizmente entre sombras y opacidades. Cuando un lugareño logra ver algo es inmediatamente desterrado por loco. El Conngo no tiene reparos en brindar asilo político en estos casos.
La vía del coyote ha visto la llegada de solo tres inmigrantes. Camello, León y Dragón. Sólo el último pudo adaptarse al Conngo. León sigue peleando por volver y Camello todavía no pudo percibir que ya ha partido.
Por último tenemos la senda de la muerte. Nunca nadie ha visto quien la transite, a pesar de lo cual mucho alegan haberlo hecho. Los sabios primeros dicen que allí descansan los sabios primeros.
Y que no quieren ser molestados.